El vertido cero es un proceso sostenible que tiene como objetivo la recuperación del agua y también la minimización o valorización de la producción de residuos. Está basado en la utilización de diferentes técnicas y procesos, lo que permite la reutilización de la mayor calidad de agua residual. Con ello se reduce notablemente el consumo de agua y la cantidad de residuos que tienen que ser gestionados de manera externa, haciendo que se tenga un importante ahorro económico.
Es una de las principales razones que está haciendo que cada día sean más empresas y administraciones las que adopten esta nueva forma de gestionar los residuos como una solución derivada de los problemas de la eliminación de los residuos que son los económicos y los medioambientales.
Con la aplicación de las diferentes técnicas que tiene el conocido como vertido cero, se consigue un buen tratamiento del agua residual para conseguir agua de calidad que pueda ser usada de nuevo en diferentes campos como el industrial, urbano, ambiental, recreativo o agrario entre otro.
Gracias a ello, se consigue racionalizar la gestión de residuos líquidos, reduciendo por una parte, el impacto negativo sobre el entorno, debido sobre todo a que se reduce el volumen de almacenaje de líquidos contaminantes, su transporte o el riesgo de aparición de los vertidos, así como los costes de explotación.
Hoy en día, la gestión eficiente de los residuos requiere de la colaboración de todo el mundo, desde las empresas a los ciudadanos. De esta forma, si la separación se lleva a cabo de una manera correcta, la recuperación del agua será mucho más eficiente y el beneficio redundará no solo en nosotros sino también en el medioambiente, pudiendo así volver a reutilizar el agua en un gran número de procesos diferentes.